El Paisaje de las chinampas

Entrevista con el Prof. Alberto Félix Luna Calzada

sábado, 19 de abril de 2014

Publirreportaje


Las Chinampas un atractivo turístico

Ciudades lacustres, que hirieron con su luz inigualable destellando la pupila del intruso conquistador cuando, fatigado, se detuvo a contemplarlas desde la altura montañosa; surgió ante sus ojos el famoso imperio de Moctezuma, Cuitláhuacapan (Tláhuac), Mixquic, Iztapalapa y todos aquellos pueblos lacustres, que llenaron de asombro a los primeros cronistas de la ciudad. Así exclamaron: “Eran tantos los canales de la ciudad que a cualquier barrio se podía ir por agua; lo cual contribuía a la hermosura de la población, al más fácil de los transportes de los víveres y demás cosas necesarias de la vida, y a la defensa de los ciudadanos”.
 
La Chinampa, es reconocida como un maravilloso y ancestral sistema de producción agrícola en esta bella zona lacustre. Para poder visitar las chinampas en Tláhuac se tiene que abordar el lago de los reyes aztecas el cual se localiza a unas cuantas cuadras del Centro de Tláhuac, cuenta con 22 km de canales. En su embarcación se pueden abordar trajineras para disfrutar de un paseo por los canales y ver hermosos paisajes compuestos por las chinampas, mismas que rodeadas de ahuejotes y arboles endémicos de la zona. Así mismo la fauna del lugar cuenta con hermosas aves locales y migratorias; como, grullas, gallinetas, patos, gansos, chales y chichicuilotes, garzas, pelicanos y gallaretas. Un lugar recreativo, donde conocer, entretenerse y pasarla bien, descansar o meditar viendo caer el  bello atardecer donde se postra ante nosotros una inigualable vista romántica con un cielo rosado, donde la magnificencia del sol desciende sobre las aguas tibias del lago de los reyes aztecas. Y sobre todo venir a cultivar cultura, conociendo un poco de nuestros orígenes, en aquella civilización enterrada.
Tal vez se pregunten porque fomentar el turismo en esta zona. Bien, la importancia en las chinampas radica en que actualmente las condiciones que ofrecen propician a que las chinampas sean las tierras que producen más, son tierras dedicadas  a la siembra pues sobre sus suelos se siguen practicando los cultivos tradicionales de flores hortalizas, leguminosas, maíz, árboles y plantas de ornato, es una superficie casi siempre verde. Generalmente las chinampas tienen forma rectangular alargada, dicho espacio está totalmente rodeado de agua. Una Chinampa es un terreno de cultivo, en el cual casi todo el año se tiene sembrado algún tipo de planta, debido a que contiene mucha humedad. En sus orillas hay plantados arboles de ahuejotes, encinos y sauces llorones; en algunos terrenos al lado de estos vegetales están sembradas plantas de alcatraces y aparecen diversas variedades de hierbas; en el agua circundante hay otras plantas como Chilacostle, estepil, guachinango tule, tule cuadrado y otras más; en el fondo y sobre la superficie se desplazan y nadan muchas criaturas, como ajolotes, ranas sapos, serpientes. Peces como carpas, peces blancos (iztacmichin), charales o xacapitzahuac, juile. Y otras más
Tláhuac, cuenta, también con una abundante oferta gastronómica que se basa principalmente en los productos que se siembren en las chinampas como el huazontle, flor de calabaza, verdolaga, quelites, quintoniles, berro, cilantro, chilacayotes, romeritos, entre otros, el maíz.  
Eh de ahí la importancia, aventúrate y ven en compañía de tu paraje, familia o amigos a conocer las chinampas y a pasar una tarde amena y grata. Un lugar enigmático lleno de tradiciones y costumbres que traslada a sus visitantes a un mítico escenario ancestral.   
Infografía de la elaboración de una chinampa con tierra vegetal y barro compacto del libro Historia de Tláhuac del Prof. Juan Ruiz Ramos; "Para alzar una chinampa se cortan tiras de césped del tamaño requerido, según las dimensiones de la chinampa. Antes de cada siembra se extienden sobre la superficie suelo nuevo, construid por cieno del fondo de los canales; sus fundamentos de material vegetal se habían descompuesto y formaban una base porosa y permeable.
  

martes, 15 de abril de 2014

CHINAMPAS Unidades de auto-producción

Las chinampas son una técnica agrícola que se desarrolló en Mesoamérica; contiene todos los principios científicos para lo que se conoce hoy como "land reclaming", o sea ganarle tierra al mar o a los lagos.



El sistema ha sido clasificado como de alta eficiencia, pues se pueden obtener, con trabajo y organización, hasta tres cosechas de maíz al año; de otras plantas, incluso más. Muchas de las chinampas que existen tienen más de 500 años de construidas; durante todo ese tiempo se ha practicado agricultura intensiva y productiva. 
http://www.blogcurioso.com/los-aztecas-y-su-tecnica-de-cultivo-chinampas/feed


CONSTRUCCIÓN DE LAS CHINAMPAS 

http://www.lajornadasanluis.com/2001/07/25/tradicion.html



El principio básico consiste en proveer a la planta de humedad y nutrientes en forma permanente, para facilitarle la transformación de energía solar, en crecimiento y fructificación.

La disponibilidad de agua se logró manteniendo siempre húmedo el suelo; la fertilidad se obtuvo por medio de la recuperación de lodos con alto contenido de materias orgánicas y nutrientes, que forman la parte superior de la chinampa.

Para su construcción se hace un estacado en forma rectangular, que se hinca en el fondo de las riveras de los lagos en aguas con profundidades de entre 50 cm y dos metros. Las estacas suelen estar a 60 cm de distancia una de la otra; con vara entretejida, se forma una especie de corral dentro del agua. 


BASES TECNICAS PREHISPANICAS

 

El siguiente paso 

consiste en hacer una "cama" con ramas y veget


ación acuática para tener un flujo de aguas en la parte inferior de la chinampa, (el pudrimiento de este material es lento, y cuando ocurre, la materia restante continúa siendo porosa y deja fluir la humedad). Sobre esta cama, se coloca lodo extraído del fondo lacustre; por lo general una parte de este lodo se obtiene de los canales contiguos, aunque en ocasiones se transladó tierra fértil en canoas, desde tierra firme. Siempre en la capa superior es de lodo.
La chinampa sobresale unos 40 a 110 cm de la superficie del agua; esto permite que la humedad llegue al área de raíces de las plantas, que por lo general, se desarrollan en los 30 cm más próximos a la parte alta de la chinampa.
En las orillas se plantan ahuejotes, árboles que por su denso sistema de raíces, son capaces de mantener los lados de la chinampa en su lugar cuando las estacas se pudren. En ocasiones las estacas son de ahuejote, árbol que es capaz de generar en esas condiciones, raíces y follaje.
Las bases técnicas 
que se utilizarón para obtener lodo de los canales en la época prehispánica, son las mismas que se aplican hoy para dragar puertos y canales.

Los almácigos; no todas las semillas se siembran directamente en el suelo de la chinampa, porque a unas de estas se les dificulta germinar, se coloca la tierra, cono se hace con el frijol o el maíz, en los que se hace una pequeña cavidad en la cual se deposita la semilla. Algunas plantas requieren de mas cuidado y atención para sembrar y cultivarlas; para hacerlo, estas necesitan ensemillarse en almácigos. Un almacigo es una superficie rectangular deprimida, que contiene lodo seco y cortado en cuadros pequeños de los que sobresalen gran cantidad de plantas pequeñitas, originadas de las semillas que anteriormente fueron colocadas en agujeritos hechos de los cuadritos de lodo y que están próximos a ser sacados del almacigo para ser trasplantados, Esta forma de hacer germinar una planta ha sido muy utilizada, es muy eficaz ´para que una planta nazca, germine y crezca; foto tomada por: Omar Alan Martínez López.  




lunes, 14 de abril de 2014

Inicio

Sobre las tranquilas aguas de los lagos de los lagos volaban las aves que hacían su peregrinar a estas tierras cálidas desde las zonas frías, al norte del continente. Lo que en la actualidad conocemos como los humedales o el lago de los reyes aztecas, hoy reservas ecológicas, era una enorme superficie de agua, espejo liquido que duplicaban un cielo despejado y limpio, surcado por parvadas.
 
Tláhuac comenzó siendo agua, extensiones de la zona lacustre que los primeros habitantes aprendieron a usar y a respetar, y que ahora ante el paso incesante de a civilización, se convierte en un reto para las generaciones del futuro.
 
Cada año. los humedales se visten de colorido cuando recibe a múltiples variedades de aves migratorias procedentes del norte del continente: pato garza y los conocidos chichicuilotes. En su peregrinaje estos visitantes de temporal cumplen puntualmente con un antiguo rito que forma parte de su ciclo de vida, de ahí la urgencia por conservar el entorno.    
 
Así que les damos la bienvenida a este su espacio donde se da conocer la actividad lacustre en Tláhuac y Xochimilco promoviendo el turismo, ya que las chinampas desde épocas ancestrales han tenido gran importancia, como fuente de alimentación, pues en ellas se cultivan flores y hortalizas, abasteciendo al Distrito Federal y parte del Estado de México, siendo base fundamental en la alimentación del mexicano. Ademes de contar con una basta variedad de flora y fauna siendo hoy en día una reserva cultural. Por ello nos dimos a la tarea de promover el turismo en esta zona tan representativa en nuestro País.   
Foto tomada por: Omar Alan Martínez López
 
Foto tomada por: Omar Alan Martínez López

 

Editorial

Mis compañeros y un servidor estamos cursando el 8° Cuatrimestre en la Universidad Tecnológica de México "CAMPUS SUR", de las carreras de ciencias de la comunicación y de publicidad y medios entre los que colaboramos para llevar a cabo este blog.

Estamos conscientes de los cambios que constantemente ha sufrido nuestro planeta y esto por obra del hombre. Nosotros no queremos culpabilizar al ser humano, queremos hacerlo entrar en conciencia y hacerle ver las maravillas de las que nuestro planeta nos rodea y de como podríamos preservar estos lugares para que en un futuro no hablemos de una naturaleza escasa. En nuestro ideal, está el de impulsar a los niños, jóvenes y adultos tanto de nuestro país como del extranjero, es decir, a los turistas que visitan nuestra riqueza natural y cultural cada año, a conocer los destinos que incluso muchos ya conocen pero que han olvidado dejando de asistir a estos lugares. Esto lo queremos realizar para que la gente valore lo que nos regala nuestro planeta, nuestra intención es crear conciencia y generar opinión respecto a temas de interés, así como difundir lo que nuestro México nos ofrece.
Foto tomada por: Iván Gonzales Martínez
 

domingo, 13 de abril de 2014

HISTORIA


Tláhuac se define como versión corta de Cuitláhuac, cuyo significado ha tenido por los especialistas diversas interpretaciones, que van desde “llama de agua”, “algas lacustres secas”, hasta lugar de quien cuida el agua. Antes de la conquista, el agua que rodeaba los cuatro barrios de Cuitláhuac botaba en sus orillas; en el lado sur tanto del lago de Chaco como el de Xochimilco habían 2 grandes manantiales. El Gavila y de San Luis Tlaxialtemalco y los que se “encontraban a orilla de los barrios, pero el afluente más importante era el agua que bajaba del deshielo de los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl, por el río Ameca que al llegar a Cuitláhuac traía las sustancias producidas por la actividad del “Popo” entre ellas el azufre, y el color de estas natas flotantes que se adherían a las orillas daba la apariencia de bahorrina. Esta  sustancia la utilizaban los pobladores para curarse untándoselas en las partes del cuerpo que se encontraban infectadas, extendiéndose este remedio a otras poblaciones fuera de Cuitláhuac y al comprobar que esta sustancias si curaban muchos males; por este milagro le llamaron que era excremento pero de Dioses. A lo que muchos historiadores definen a cuitlat significancia suciedad y huac agua. Sin embargo este término no puede ser aplicado pues ya que Tláhuac, fue formada en u pequeño islote, rodeado de agua cristalina, porque las aguas permanentes de esta zona provenían del escurrimiento de la zona volcánica y demás cerros que forman los montes del sur de Distrito Federal y que originaban una serie de manantiales de agua potable. Utilizando la conjunción y la interpretación correcta según el “Profesor Juan Ruiz Ramos” tenemos que la palabra CUITLAHUAC, está compuesta por los términos CUICA y ATLAHUAC, cuica significa (cantar), “gorjear”; ATLAHUAC quiere decir “dueño del agua”. Si juntamos las dos palabras nos dará CUITLAHUAC, por lo tanto su significado es  “canta el dueño del agua” o el “señor soberano del agua canta”

El esplendor de Cuitláhuac se basa fundamentalmente en las condiciones de su original paisaje; se encontraba en el centro de un gran lago de agua dulce entre Chalco y Xochimilco. En estos lagos se habían transformado sus pantanos en lozas de tierra plana, cultivadas, que se encontraban separadas por canales navegables: las famosas chinampas que tanto impresionaban y siguen destacando en la actualidad. De esta manera los habitantes de estos parajes constituyen un ejemplo de la manera como se había desarrollado una gran tecnificación de la agricultura. Para crear estos sistemas chinampas los aztecas emplearon juncos, raíces acuáticas y troncos de árboles, mismos que entrelazaban y clavaban en el seno del lago; el clavaban en el seno del lago; el cual consistía en acopiar piedra y lodo extraído del fango. Muy pronto esta técnica les permitió edificar las famosas chinampas. Flotantes de manera fija; en las orillas de cada rectángulo que conformaban la mencionada chinampa se plantaban árboles. Generalmente el sauce llorón, con el fin de unir fuertemente la tierra y con ello evitar su deslave o desmoronamiento. Entre cada una de las chinampas había estrechos canales donde corría el agua, lo que permitía dar a sus tierras un uso de producción y de habitad. Este modo de organización no solo permitió la regulación de agua a través de sus canales también era un medio que facilitaba. La circulación de su transporte y ser a la vez, drenaje. La intensificación de la agricultura, la creación de nuevos suelos cultivables y su comunicación lacustre, contribuyeron al crecimiento de la población, lo que permitió su expansión con los valles vecinos, pero principalmente en la periferia de la cuenca del Valle de México, como lo fue Tláhuac y Chalco.

Aspecto del valle de México, apreciándose al fondo a la derecha la isla de Tláhuac, imagen tomada del libro de Tláhuac, del departamento del Distrito Federal, escrito por Carlos Justo Sierra, 

 

Al oeste existe una red de canales, que en algunos casos aún son utilizados por el riego de las parcelas sobrevivientes, entre las que destacan el canal de Atecuyac, el de los Reyes, El Guadalupano EL Nacional y el de Chalco. El lago de Tláhuac sobresalía junto con el de Chalco, por su extensa superficie cubierta de vegetación y sus largos canales.    

    

viernes, 11 de abril de 2014

MITOS Y LEYENDAS

Estas son algunas leyendas y relatos recopilados y escritos por Fernando Martínez Medina, que nos comparte de su segundo libro Leyendas y relatos de embrujo de Cuitlahuacapan “Tláhuac”

1.    El mítico canto de una sirena

Un inusitado acontecimiento convulsiono a toda una familia ancestral, allá por el año de 1878, cuya evocación en estas líneas, para los tiempos que corren, parecería un cueto fantástico o una de esas novelas de ciencia ficción al estilo Julio Verne; sin embargo, las familias autóctonas de ese tiempo, aseguran y porfían que este hecho insólito acaeció tal y como me lo narraron, y yo así lo cuento.

En los años pretéritos en que ocurrió este suceso, abundaba el agua dulce y transparente. En nuestro pueblo se distinguía la enorme y pintoresca  laguna de Chalco, que en una gran parte fue disecada para tener más tierras de cultivo, por órdenes de Don Iñigo Noriega, propietario de la antigua hacienda e esta población de Xico.

En aquellos años, a la laguna de los reyes aztecas se le conocía como la antigua laguna de Chalco, según fuentes lugareñas, y bañaba con sus dulces, transparentes y tranquilas aguas del sur y el oriente del terruño, abarcando los barrios del Tizic, San Andrés y Tecpan, hasta lo que hoy se conoce como la colonia Quiahuatla.

Una de las familias cuya estirpe es originaria de nuestro terruño, la de Don Sabino Hernández y su esposa Enedina Rodríguez. Durante su feliz vida matrimonial procrearon seis vástagos que, para ese tiempo patriarcal no se consideraba muy numeroso. Al primogénito de este linaje lo cristianizaron con el nombre de Dionisio, y prosiguieron en linaje descendente Gregorio, Santiago, Raymundo, Mateo y Jesús, la cigüeña, apenada por haber llevado sólo varones a esta humilde morada, tuvo la genial idea de recompensarlos con una mujercita, a quien  con mucho regocijo llamaron con el nombre de Paula, al recibir las consagradas aguas de la redención.

Don Sabino hombre, hombre de bondad sincera que espontanea se derramaba a raudales de su persona, con muchos esfuerzos cobijados por el inmenso cariño que le profesaba su esposa, levanto su humilde morada en el antiquísimo barrio de Tizic, que colindaba con el de San Andrés.

Como casi la totalidad de los lugareños, este buen hombre, de ademanes mesurados que comulgaban con su hablar sencillo y apacible, se dedicaba a las rudas faenas del campo desde que se apuntaba el alba hasta que el ocaso hacia su aparición.

El hijo mayor, de Dionisio, cifrada en aquellos años de sus dieciocho abriles, sin arribar todavía a la mayoría de  edad. A pesar de su juventud, era ya todo un hombre, responsable, honesto consigo mismo y con los demás, dedicados en cuerpo y alma a las labores del campo. Su vida estaba bañada por esa fresca brisa de paz y tranquilidad que fluía desde su espíritu ingenuo y candoroso.

Su tez morena, requemada bajo los rayos ardientes del sol, en abierto desafío al sombrero de palma que cubría sus lacios y negros cabellos, contrastaba con su blanco atuendo campirano, blusa y calzón largo de manta, que remataba con unos huaraches de cuero que cubrían sus pies; su delgado pero recio cuerpo, nunca se doblegaba ante las fatigosas faenas de su labor cotidiana.

Al rayar el alba, como la mayoría de sus paisanos y su señor padre, con sus enseres de trabajo su humilde figura se perdía confundida con la de los demás lugareños, con su andar deprisa, prestos a poner el hombro al trabajo, dedicándose con afán ala cultivo de sus parcelas. Al agonizar el día, despuntando el crepúsculo regresaba a su humilde hogar con una suave sensación de paz que invadía su cansado cuerpo y con una sonrisa a flor de labio que brinda la satisfacción del deber cumplido.

El agua dulce que brotaba en la región en aquellos tiempos, se esparcía tranquila hasta las anchas acequias que delimitaban algunas parcelas, en las que se podían vislumbrar carpas de todos los tamaños retozando en sus transparentes aguas.

Además de sembrar el maíz, que era el principal cereal que se nutría el pueblo, los campesinos, entre los que se encontraba Dionisio, sembraban también hortalizas, como lechuga, rábano, coliflor, nabo, cilantro, zanahoria, betabel, calabaza y otras más, que no solo servían para el sustento familiar, si no que las expedían en sus pintorescas carretillas en los domingueros tianguis.

El joven Dionisio completaba sus labores con la pesca de las carpas criollas que abundaban en la laguna y que, posteriormente, en el hogar eran aderezadas en una y mil formas.
Otra de las ocupaciones de este muchacho, y las que más le atraía, era sin duda la cacería de los patos silvestres, cuya abundancia en esos tiempos era proverbial.

Le agradaba bogar en su pintoresca y angosta canoa patera, de unos cincuenta centímetros de ancho por unos dos metros de longitud; era temario de este pasatiempo, puesto que se adentraba en lo más profundo de la laguna en busca de estas aves; aves que en el hogar se s preparaban en forma variada, pero siempre suculenta, o bien para exhibirla en la venta que se hacia los días de plaza en el pueblo.

Una de esas apacibles tardes otoñales, cuando el crepúsculo hacia su aparición, Dionisio iba en su canoa absorto en sus recónditos pensamientos. Su pequeña embarcación se deslizaba perezosamente por las aguas tranquilas de la laguna, la dejaba bogar a su capricho, empujado por la brisa, sorteando algunas plantas acuáticas que le salían al paso.
Sin darse cuenta de donde se hallaba, su pintoresca canoa se detuvo, como por encanto, frente a un frondoso carrizal circundado de diversas plantas acuáticas que formaban un entretejido y hermoso islote flotante. El joven se quedó pasmado, maravillado ante la belleza sugestiva de este paraje, como si lo admirase por primera vez, no obstante que en su continuo trajinar de cazador había bogado ya varias veces por esos contornos en busca de su presa; no sabía por qué se sentía tan atraído a este singular islote, en que se hallaba cierta fascinación al admirar su espléndida belleza.

Abstraído, sus pensamientos vagaban en torno a este misterioso lugar. Sin duda pensaba en los carrizos, los helechos, los lirios acuáticos, el abundante chilacaxtle y demás plantas marinas del lugar, que ostentaban en su verde y brillante colorido gotas de roció, como si acabaran de bañarse, limpias, frescas y fragantes, parecían conformar un lecho acogedor, un lugar ideal para recostarse a descansar y sumirse en un dulce reparador sueño, admirando las estrellas que ya hacían su aparición en el firmamento.

De repente, sus entrenados oídos escucharon un fuerte golpeteo dentro de la maleza del islote. Como buen cazador, dedujo  que ese chapoteadero era, sin duda, el de un pez, pero no de cualquiera de las carpas que abundaban en la laguna, si no de otro, que debía ser enorme dado al fuerte ruido que producía. Como por acto de magia, cesaron los ruidos sorpresivamente, como el extraño pez se hubiera dado cuenta de su presencia y se hubiese escondido. Se quedó unos minutos pensativos hurgando en sus interioridades. Su mirada escrutadora vago por el contorno tratando de columbrar el gran pez que merodeaba por ese lugar. Sentía dentro de su espíritu un vago temor y una inexplicable zozobra empezaba a invadir su espíritu, como si algo misterioso rondara por ese lugar.

Algo extraño lo retenía en el pasaje, un escalofrió empezó a recorrer todo su cuerpo, no obstante que estaba acostumbrado a hurgar por andurriales desconocidos y solitarios en busca de la codiciada presa, pero esto era algo nuevo para el, los velos del misterio lo envolvían, lo ataban a ese lugar, como si estuviera hechizado por la belleza y majestad de ese pequeño islote.

De repente su cuerpo se cimbró su cuerpo se quedó estupefacto y boquiabierto. No sabía ni cómo ni de donde había surgido, en medio de la maleza, la cabeza y el rostro de una bellísima mujer de tez blanca, de largo cabello castaño claro que le cubría el dorso y que, a la luz del ocaso, reverberaba con los tenues rayos de luz del atardecer.
Creía estar soñando despierto, nervioso e incrédulo, con ambas manos se restregó rápidamente los ojos para ver si desaparecía la hermosa visión, esa vana quimera, quizá producto de su fantasía, pero no, no era ningún ensueño, mucho menos una pesadilla, era una bella realidad el hermoso rostro de esa mujer desconocida, de ese sugestivo rostro que sobresalía en medio del carrizal.

La suave brisa del misterio lo cobijaba con todo su encanto. Oleadas de incertidumbre envolvían su mente, mientras la bella mujer ejercía una extraña fascinación en todo su ser; las sienes estaban a punto de estallarle, instintivamente tomó su remo, para alejarse del lugar y un sinfín de pensamientos cruzaron por su mente anublada por la deslumbrada aparición. 

El joven se acercó lo más que pudo hasta el paraje para ayudar a tan agraciada moza. De pronto se entreabrieron los carnosos y rojos labios de la muchacha para externar un suave quejido. Dionisio aguzó el oído, pero el sonido era tan leve que parecía un delicado susurro que se confundía con el ruido de la brisa que esparcía en la maleza. Rápido llego hasta ella. Entonces, su mirada llena de asombro admiro con exquisito arrobo sus grandes y hermosos ojos claros que lo miraban como suave caricia que penetraba hasta su alma. 

El joven quedo mudo, fascinado, ensimismado en esos ojos de mirada tibia y seductora, no podía retraerse el brillo radiante que despedían sus pupilas claras y serenas, escondidas bajo las aterciopeladas pestañas, que lo miraban con ternura y cariño. La enigmática y bien dibujada boca de la doncella se entreabrió en una cautivante sonrisa, al tiempo que su voz aterciopelada, como música de agua que mana de un manantial, le dijo casi como en un suspiro: -Oye muchacho por favor sácame de aquí   la mirada y la sonrisa de esta cautivadora visión formaba una comunión tan gozosa y atrayente que dejaron confundido a Dionisio. Como si su palaba lo hubiese despertado de un maravilloso sueño, con rapidez se abrió paso entre la maleza acuática ayudado por el remo y sus vigorosos brazos hasta donde se hallaba cautiva la doncella.

Ella con una gracia candorosa, le alargo una blanca y sonrosada mano, en cuya exquisita palma brillaban, a la luz del crepúsculo, varios anillos, al parecer de oro de afiligranada hechura, y con esa fascinante voz le dijo: -Mira, escoge el anillo que más te guste, pero por favor sácame de este lugar. La sonrisa cautivadora con que la joven envolvió estas palabras dejó atónito y confundido a Dionisio, quien rechazo con un movimiento de cabeza tan preciado obsequio. Como pudo, levanto con delicadeza sus bien torneados brazos, pero de volvió a escuchar los chasquidos que hacen los grandes peces con la cola en el fondo del islote. Creyó que un extraño animal acuático acechaban a su preciosa presa, cuando de repente sus ojos desorbitados por el terror miraron incrédulos, estupefactos, llenos de azoro, que la parte posterior de la bella muchacha, que estaba sumergida en el agua, era… la cola de un gran  pez lleno de tupidas escamas.

Se bamboleo dentro de la pequeña canoa mientras lanzaba un horrendo grito de terror que rasgo el silencio del crepúsculo y cayo inerte, como herido por un rayo, al tiempo que sus brazos sin fuerza soltaban el codiciado hallazgo.

Quedo inánime dentro de su embarcación, como fulminado por una embarcación, con una palidez extrema que bañaba todo su cuerpo, con los ojos desorbitados por el terror. Su pequeña canoa, desprendida como por encanto de la maleza del islote, bogaba sin rumbo fijo, empujada por la brisa nocturna. algunos se acercaron con curiosidad y descubrieron sorprendidos el cuerpo del joven al que creyeron desmayado. Como en aquellos años la gente del terruño no era muy numerosa, se conocían bien, y de inmediato sabían lo condujeron a la casa paterna, que colindaba en la laguna.

La sorpresiva noticia del hallazgo del muchacho en esas condiciones de angustia a sus familiares, sobre todo conociendo que, pese a su juventud, era un cazador de aves muy experimentado. pasaron las horas en una continua y progresiva ansiedad. El temor y la congoja estrujaban el corazón de la familia porque conjeturaban, para si mismos, que el muchacho no estaba desmayado, aunque tampoco muerto porque todavía respiraba. De inmediato los padres enviaron por un medico. El cuerpo del joven no presentaba huellas de haber recibido algún golpe, tampoco de que se hubiese caído al agua, pero lo que mas les preocupaba era la expresión del profundo terror esculpida en el demudado rostro del muchacho. 

La llegada del galeno los llenó de expectación. Pasaron varios minutos, hasta que al fin el medico, cuyo semblante fruncido, con profundas arrugas en la frente, reflejaba la profunda extrañeza y grave preocupación que le había causado ese reconocimiento. Pregunto dubitativo a sus padres del muchacho:
-¿Donde encontraron a su hijo?
-En la laguna -contestó don Sabino-, por el barrio de San Andes, en su canoa que andaba  a la deriva, pues nuestro hijo se hallaba sin sentido.
-Hace ya como unas dos horas que unos vecinos lo jallaron y lo trujeron -tercio doña Enedina.
-Hum -contesto incrédulo el médico, moviendo la cabeza  a los lados-. El muchacho no esta desmayado. El joven cayó en estado de coma. Es sumamente extraño, algo espantoso debe de haberle ocurrido algo para caer así, de repente, en este estado. Algo vio algo lo atemorizo, pero debió ser una cosa muy horrible, por que según me dicen ustedes. gozaba de una excelente salud.
-Dotorcito, ¿usté cree que se reponga pronto mi muchacho? -pregunto doña Enedina con humildad.
-Pues... no se -contesto dubitativo el medico-, hay veces que ya no se recuperan, otras sí, quizá por su juventud, se puede recuperar. No sabría decirles en cuanto tiempo, puede ser en un mes, un año, tal vez  mucho mas tiempo. En estos casos la misericordia divina nos puede ayudar.   Así transcurrieron cuatro largos meses que les parecieron siglos. Los padres y demás familiares se turnaban para velar al enfermo, pero era la madre la que solicita cubría casi todas las noches el turno de vigilancia al lado de la cama de su retoño.

Un fin de semana, pasados unos cinco meses de aquella tarde aciaga  en quedo postrado el muchacho, doña Enedina, muy conturbada por la pena, estaba sola con Dios dentro de si implorando su infinita misericordia, repasando las cuentas lustrosas de su rosario, cuando de repente se sobresalto presa de una súbita emoción, pues creyó ver un ligerísimo movimiento en el cuerpo de su hijo. 

COMO LLEGAR

Tláhuac se encuentra en el sureste del Distrito Federal y ocupa una superficie total de 8,534,062 hectáreas ubicada en las coordenadas, norte 19°20´, sur 19° 11, este 98°56´, oeste 99°04´.
Predomina el clima templado subhúmedo con la temperatura media de 16° centígrados y lluvias en verano.
Colinda al norte con la delegación Iztapalapa y el Estado de México; al oeste con Chalco, al sur con Tulyehualco, delegación Xochimilco y delegación Milpa Alta.

Aspecto del canal de la Viga en la ruta Chalco-Tláhuac, México; imagen tomada del libro de Tláhuac, del departamento del Distrito Federal, escrito por Carlos Justo Sierra, 

¿Cómo llegar?
San Pedro Tláhuac se encuentra bien comunicado con las ciudad de México, Estado de México, Puebla y Morelos, para llegar cuenta con varios accesos las arterias principales son las siguientes:
      I.        Por avenida Tláhuac y San Rafael Atlixco (Saliendo del metro Tláhuac de la línea dorada)
    II.        Por avenida Tláhuac (Saliendo del metro Taxqueña) 
   III.        Por Miramontes (Saliendo del metro general Anaya)
  IV.       Por Xochimilco (hacia Tulyehualco)
    V.       Por Chalco (por carretera Tlahuac-Chalco)
  VI.        Por la Calzada Ignacio Zaragoza (Entronque con eje de Santa Catarina)